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Este miércoles 27 de septiembre la Escuela Industrial San Vicente de Paul celebró su 162 aniversario junto a toda la comunidad escolar.
Su director, Samuel Hudson Garrido, se dirigió a alumnos, apoderados, profesores y personal de la Escuela en el Gimnasio e invitó a “reflexionar sobre lo que hemos construido en el pasado, sobre lo que somos actualmente y sobre lo que deseamos lograr en el futuro”. En este sentido, el director afirmó que la Escuela “ha tenido en el ámbito educacional un pasado glorioso, un presente complejo pero un devenir auspicioso por conquistar”.
Hudson reflexionó acerca de los cambios que está sufriendo la educación debido a las tecnologías y a la globalización y por eso hizo un llamado “para un siglo xxi más humano” y por ello invitó a “educar para desarrollar una mente global”. A continuación compartimos el discurso completo del director:
En esta mañana especial, deseo en primer lugar agradecer a quienes nos acompañan a conmemorar estos 162 años de labor de nuestra Escuela Industrial, Directivos, padres y apoderados, docente, asistentes, alumnos y alumnas. Un nuevo aniversario nos invita a reflexionar sobre lo que hemos construido en el pasado, sobre lo que somos actualmente y sobre lo que deseamos lograr en el futuro. La mirada hacia el pasado permite explicarnos el presente y proyectarnos al mañana que aun cuando está marcado por la incertidumbre se puede construir sabiamente entre todos. Nuestra escuela industrial ha tenido en el ámbito educacional un pasado glorioso, un presente complejo pero un devenir auspicioso por conquistar.
Para edificar el futuro necesitamos mantener la memoria histórica sobre nuestra educación, necesitamos reflexionar sobre lo que han sido nuestras experiencias, nuestros éxitos y fracasos y, redescubrir nuestro pasado que siempre entrega grandes lecciones; y el pasado nos dice que a lo largo de estos 162 años hemos dado pasos hacia una educación de calidad con proyección a formar jóvenes técnicos profesionales católicos para el país.
Los jóvenes que hoy educamos, nacieron interactuando virtual y físicamente con otras culturas, otros modos de vivir en un mundo globalizado. Por tanto, están conectados a variadas realidades gracias a la tecnología y a los medios de comunicación, ello ha incidido en el perfil de los nuevos estudiantes presentando necesidades educativas y formativas particulares, demandando una educación acorde con los estímulos y nuevas realidades altamente complejas. Para enfrentar la acción educativa, en este contexto y para un siglo XXI más humano, creo que debemos preguntarnos, ¿para qué educamos hoy? ¿Cuál es nuestro rol para los próximos años? la respuesta parece clara pero tremendamente desafiante: debemos educar para desarrollar una mente global, somos todos ciudadanos de un mundo y compartimos la tierra como nuestro hábitat común. Necesitamos mentes que sientan por el mundo entero. Debemos educar enfatizando el desarrollo personal. La educación no debe referir a los jóvenes como materia prima para el logro del progreso económico. Debe preocuparse por el desarrollo de todos los aspectos del ser humano físico, intelectual, emocional, para que creativamente y felices sean parte positiva del todo. La bondad debe estar por encima de la eficiencia.
Debemos educar para estimular la duda más que la conformidad. Es importante que los jóvenes crezcan con preguntas, en vez de respuestas. La habilidad de preguntar y aprender es más importante que obedecer y seguir incuestionablemente lo que a uno le digan que haga o piense. Debemos educar para promover la cooperación más que la competencia, la cooperación es la esencia de la democracia, uno debe trabajar no por la ganancia personal o el reconocimiento sino por el bien de la comunidad completa, con sencillez en vez de arrogancia.
Debemos educar para cultivar una mente que aprende, el despertar de la inteligencia es más importante que el perfeccionamiento de la memoria, tanto en la vida como en la escuela. Si entregamos información al joven la agregamos a su conocimiento pero la inteligencia es la habilidad de aprender por sí mismo. Lo que puede enseñarse es limitado pero el aprendizaje es infinito. Las cosas más grandes de la vida son aquellas que no pueden ser enseñadas sino que deben ser aprendidas. El sentimiento de amor, respeto, belleza, amistad, no pueden enseñarse pero como la sensibilidad, se puede despertar y esto es un aspecto esencial de la inteligencia y para interactuar fraternalmente con los otros.
Debemos educar para un comportamiento ético intachable, hemos visto como muchos, (empresarios, políticos, ejecutivos , etc) anteponen sus propios intereses pasando a llevar a las personas y abusando de ellas. Es por esto que se hace necesario profundizar sobre el comportamiento moral y ético del individuo, necesitamos la ética, la doctrina filosófica sobre los valores y actitudes positivas para enfrentar la vida y encontrar alternativas para una ética mundial que nos haga confiar en todo ser humano.
Pero esencialmente debemos enseñar el arte de vivir, la educación debe tomar en cuenta el arte de vivir creativamente, que es mucho más vasto que las artes específicos que enseñamos en el presente. Una mente preocupada, aburrida, envidiosa o frustrada no puede guiar su vida a un nivel superior y nada aporta a una sociedad saludable y feliz. Cuando educamos no para el desarrollo económico sino para el desarrollo humano, avanzamos sin duda en felicidad del individuo integralmente. El bienestar físico y el confort son aspectos necesarios, pero más importante es la habilidad de trabajar y vivir con gusto, sin compararse y menos envidiarse unos a otros.
Queridos alumnos y alumnas: en este día aniversario les convoco a profundizar en el estudio y desarrollo personal con responsabilidad, ética, alegría, amistad, solidaridad, respeto y esfuerzo, a profundizar como lo expresa nuestra misión en calidad humana, en excelencia personal.
Padres y apoderados los animo a acompañar con cariño a sus hijos en el proceso educativo. La familia es la primera institución social y, por lo tanto, debe ser la principal educadora, en ella nuestros jóvenes deben aprender los valores y normas universales, aprender a sentirse queridos y valorados.
Estimados asistentes de la educación y equipo psicosocial, mi profundo agradecimiento por la especial función que desempeñan, constituyen un apoyo esencial para nuestro quehacer educativo. Queridos colegas, vayan para ustedes mi sincero reconocimiento por la labor formativa y pedagógica que despliegan día a día y que le da el sello a nuestra institución. Este aniversario es otra oportunidad para renovar nuestra vocación de entrega de mejor nivel, y contribuir a humanizar y personalizar el acto educativo, con las convicciones de nuestros valores, con sabiduría, conocimientos, experiencia, diálogo, y afecto por cada uno de nuestros estudiantes.
Feliz aniversario
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